martes, 12 de enero de 2010
TINTA
Incapaz de soportar su piel ajada, la sirena rompe a llorar. Después empieza su canto. Enajenado por su voz, el viejo marino dirige su barco contra las rocas. Antes de ahogarse alcanza a ver cómo se dibuja un sonrisa de tinta en el rostro de su bíceps.
lunes, 11 de enero de 2010
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