(Para aquellos que, como yo, crecieron admirando a los perdedores de Bukowski que no se preocupaban de su salud ni de su reputación ni del mañana. ¡Ay, B., qué difícil debe de ser vivir dentro de tus cuentos! ¿O es la normalidad lo más insoportable?)
Después de años cumpliendo escrupulosamente su labor, el personaje de Bukowski se planta ante su autor. Le explica que, a sus cincuenta y tantos años, todavía no ha encontrado novia formal, que acaba de sufrir una angina de pecho y está cansado de andar rebotando de tugurio en tugurio. Exige unas vacaciones de pulsera en cualquier resort de medio pelo donde pueda conocer gente normal y enamorarse (sin ir más lejos) de cualquier oficinista de tres al cuarto. Si no se las concede pronto, no le dejará más opción que boicotear los cuentos. Y de su carrito de la compra, el otrora perdedor bohemio extrae un cartón de leche de soja, un poco de tofu y un suplemento vitamínico.
2 comentarios:
Pirandeliano y ¡mirianmarquiano! Ten cuidado, a ver si tus extraterrestres se te rebelan y se se convierten en unos tiranos invasores y bélicos.
Funambulista
Muchas gracias por tus palabras, Miriam.
Por cierto, he estado leyendo tus textos y veo relatos, los veo, los veo, relatos más largos. Algunas ideas son estupendas. Me gusta tu blog.
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