Él queda con un cliente imaginario. Ella finge asistir a un taller literario inexistente. En la guantera del coche, él guarda un elixir de menta y un frasco de colonia. Ella, en el autobús, se pinta los labios de un rojo profundo, que luego difumina con el dorso de la mano, porque le da vergüenza. Se encuentran en la esquina acordada. Los nervios les confieren un cierto aire despistado y distante. Durante horas, merodean por jardines, callejuelas, portales... Casi sin querer, terminan frente a un hotel. El recepcionista, como cada jueves, finge no reconocer a esa pareja canosa que, toda ruborizada, le tiende un DNI.
martes, 23 de junio de 2009
AMANTES
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Cuánta dulzura... A veces la llama jamás se termina.
Besoss
Que bueno, me encantaría tener una esposa que sea mi amante toda la vida, buena idea y bien contada.
Gracias por tus palabras en mi blog.
Un saludo
El reinventarse,el reestrenarse,la magia de la complicidad...El amor.
Descrito con una sencillez y un encanto, propio de ese sentimiento tan puro.
Me encantó.
Besos...
me gustó aunque no supe bien a bien qué era el DNI
felicidades
Que padre blog¡¡ Ojalá lo sigas actualizando, pues he estado leyendo los textos aquí publicados y me parecen muy ingeniosos.
Saludos desde México.
Que bien..! y el final impredecible,mejor.
Lo bueno si breve dos veces bueno..!
Salud...
Publicar un comentario