

sábado, 16 de octubre de 2010
ECHAR RAÍCES por R.A.

martes, 6 de julio de 2010
ESCUDOS

martes, 8 de junio de 2010
EL PACTO

“Por favor, sea breve”, dijo el capitán. Ella, compasiva, se ahorró los prolegómenos. Su garganta se concentró en una sola nota irresistible. Uno a uno, los marineros soltaron sus brújulas testarudas, las cartas de navegación, los cabos de las velas rasgadas, las fotos borradas por la brisa, las cruces de sus plegarias, y fueron saltando de aquel barco perdido en el mar. Uno a uno se hundieron obedientes frente a los ojos de la criatura marina que los deseaba. Ansiosos por olvidar la sed, felices.
La ilustración es obra de la artista cubana Alicia Real.
lunes, 24 de mayo de 2010
ÓLEO

“Por favor, sea breve”, dijo la maja impaciente. Como venía haciendo a diario, los ojos de él escrutaron sus lunares, la línea de su mentón, las sombras de sus senos. “Procure no moverse ahora, duquesa”. La coqueta obedeció de mala gana. Él acarició el lienzo con un mimo que nunca gastaba con monarcas y meninas.
"¿Esta vez ha terminado usted del todo?", preguntó la aristócrata un poco más lozana.
“Sí”, reconoció el restaurador que, despechado, abandonó el museo.
LIBRE ALBEDRÍO Por Kum

Eran las 22:03 del sábado 15 de enero de 2033 cuando en la Sede Central del Ministerio de Cultura, Control y Vigilancia detectaron la infracción y se activó con carácter de urgencia el protocolo habitual en estos casos. 23 minutos más tarde, Miguel Ángel Sánchez Lozano-hijo era arrestado en su domicilio habitual por desconectar su televisor en horario de máxima audiencia.
miércoles, 28 de abril de 2010
MALDAD (sust. f. sing.)

Las tres mujeres de la celda traban al fin conversación.
-¿Vosotras qué hicisteis?- pregunta la pelirroja.
-Poca cosa: incitación al delito- responde la morena.
-Yo aún menos: abandono del hogar- suspira la rubia-. ¿Y tú?
-No os lo vais a creer: abrir una caja.
Un timbrazo interrumpe sus confesiones. Día de visitas.
Adán, Paris y Epimeteo las saludan desde el otro lado del cristal vestidos de domingo.
viernes, 23 de abril de 2010
EL NARRADOR

miércoles, 21 de abril de 2010
CUENTOS ALÍGEROS
miércoles, 7 de abril de 2010
SOFISTICACIÓN

ODIO

La esposa madura del 7º A odia a la quinceañera de pelo dorado del 5º B. Sobre todo cuando, en compañía de su marido, se la encuentra en el ascensor. Siempre que esto sucede, la mujer escudriña los ojos de él. No vayan a resbalar por su trenza adolescente o la lengua curva que lame el caramelo o la suave pelusa albina de sus muslos. Luego, en solitario, la mujer se atormenta: ¿La amaría si pudiera? ¿Sueña acaso con ella cada noche? ¿Se da cuenta del olor que escapa de su cuello? ¿De la ternura de su labio superior? Esta cantinela la ensimisma, la enloquece. Tanto que la primera vez que se topa a solas con ella en el ascensor no logra contenerse. Con las manos crispadas pulsa la tecla de parada. Ni siquiera el rostro sorprendido de la chica consigue detener sus ansias de besarla.
martes, 30 de marzo de 2010
SALVADO por Víctor Sáez

Una sensación de frío intenso le erizó el vello. Despertó. Sintió soledad y miedo ante la falta de luz, de aire y de memoria. No sabía dónde se encontraba, pero la estrechez de su aposento le agobió desesperadamente. Crispado, supo que había sido enterrado vivo. Del miedo se orinó encima, tembló y su corazón se aceleró. De pronto recordó. Él era un rico hacendado, ahora lleno de deudas, que días atrás se sintió indispuesto. Y ahora estaba muerto... o vivo y enterrado. Se sintió morir de verdad. De pronto, oyó ruidos cercanos, muy cercanos. El sonido de una pala levantando tierra. Luz artificial por la rendija de la caja. Se abrió. Rápidamente se incorporó y salió de ella. El profanador de tumbas quedó estupefacto y se llevó la mano al corazón. Cayó fulminado sobre la caja vacía. El hacendado contempló la escena, rellenó el agujero y salió del cementerio. Fuera le esperaba una vida nueva, como de recién nacido.
miércoles, 17 de febrero de 2010
CANCIÓN

Postrado en un sillón de la residencia, el abuelo que nunca habla con nadie escucha de pronto una melodía antigua. Se levanta con dificultad. La música viene de la habitación contigua y hacia allí avanza. “La cantaba Ana cuando bañaba a la niña”, recuerda y deja caer la garrota. “Nunca respetaba demasiado la letra”, se dice caminando con pasos más firmes. “Así que cada día al llegar del trabajo me sonaba distinta”, murmura y abre la puerta con aplomo. Al instante, el vaho le empaña unas gafas que ya no necesita.
lunes, 15 de febrero de 2010
EL FUNCIONARIO

Cada vez que se enciende una bombilla roja, el funcionario levanta la palanca correspondiente durante cinco segundos. A veces el ritmo es frenético. Otras, la cadencia amaina. Entonces, el funcionario puede relajarse, desabotonarse la camisa y pensar, por ejemplo, en qué le traerá a Ana el ratoncito Pérez. O el restaurante que escogerá para invitar a su suegro por arreglarle el embrague. Aunque ahora lo que más le preocupa es que María esté tan triste. Hoy tiene pensado comprarle unas flores si logra salir a tiempo del trabajo. ¡Pero, caramba, empieza a hacerse tarde! Falta que esa terca luz, la única que resiste, deje de encenderse cada pocos segundos. Sube el voltaje, mira el reloj y escucha los gritos recrudecerse en el cuarto contiguo. Con esta potencia, la muerte o la confesión llegará antes de que se acaben las margaritas del kiosco.
miércoles, 27 de enero de 2010
GUIÓN

Desde el principio, la historia funcionó. La idea original de un planeta habitado, los seres vivos, esa curiosa criatura sobresaliendo del resto...
Después ese toque magistral de la serpiente justo cuando el programa empezaba a ponerse rutinario.
Lo de Caín no lo forzó, pero le vino muy bien para mantener la intriga. Un crimen fratricida asegura siempre una gran expectación.
Desde entonces su personaje no le ha fallado. Siete temporadas seguidas de guerras, asesinatos, torturas, humillaciones. De vez en cuando -estratégicamente espaciada-, la aparición de algún soñador con el que la audiencia se pudiera identificar. Y un poco de sexo a ratos disfrazado de amor para ganarse al público femenino.
Ahora toca escribir el último capítulo, ése que encumbra o hunde al guionista. Personalmente siempre ha sido partidario de los finales felices. Pero en esta ocasión no resultaría creíble.