(Demasiado tiempo sin escribir. Me cuesta un poco ahora, pero espero atrapar de nuevo la inspiración. Mejor dicho, la pequeña ración que me toca).
A la tercera proyección de la nueva película, el narrador omnisciente, incapaz de soportar los remordimientos, irrumpe corriendo por una esquina de la pantalla. En el último instante, consigue salvar a la fatídica heroína de un tranvía desbocado que nadie, salvo él, esperaba. Los aplausos y vítores de la sala se mezclan con la musiquilla triste de una banda sonora sin talento para la improvisación.
5 comentarios:
Para estar poco inspirada has escrito un buen cuento.
Me ha gustado, si señor.
Un saludo.
Pues está muy bien. Te felicito!
Y ahora, atrapado en la vida real de la sala de cine, comienza la verdadera película del narrador, sin guión pero con chica de carne y celuloide. A mi también me gustó
Funambulista
Creo que tras el verano, este parón lo sufrimos much@s.
Un saludo
Muchas veces no escribir es más por culpa de la pereza que de la inspiración.
Animo.
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