sábado, 28 de junio de 2008

FRAGMENTO


(No es un cuento, aunque si lo fuera, funcionaría a la perfección como tal. Os dejo un breve fragmento de la novela "Orlando" de Virginia Woolf. Una descripción del amor mínima y hermosísima)

"Los dos habían comprendido en unos pocos segundos -como suele ocurrir entre los enamorados- cualquier cosa que tuviera alguna relevancia del otro, y sólo les quedaba resolver detalles de poca importancia como cuáles eran sus nombres, dónde vivían o si eran mendigos o personas acaudaladas."

miércoles, 25 de junio de 2008

¿Van a tomar postre? por Maximus


(Un texto juguetón y sugerente, perfecto para estos sofocones veraniegos)

El camarero dejó la carta de postres en la mesa de Juan y Greta.

- “Yo estoy llena”, dijo Greta mirando los precios.
- “Yo sí quiero postre”, contestó Juan, que cerró la carta sin mirarla cuando su amiga se la ofreció.
- “¿Ya sabes lo que vas a tomar, que no tienes ni que mirar?”
- “Es que no viene en la carta…”
- “Ah, ¿no? ¿…Y qué postre es?”

Juan no dejaba de mirarla y Greta empezó a ponerse roja. Su nuevo amigo, al que había conocido hacía un par de semanas, había mantenido la compostura durante toda la comida. Pero después de un plato de pasta y dos copas de vino invadió el otro extremo de la mesa. Juan abandonó su silla y se sentó junto a su invitada en el sofá negro de aquel restaurante italiano.

- “Bueno, a ver, déjame que mire la carta…” Juan la abrió por la última página y la orientó hacia ambos, como si tuviesen que decidir juntos. “Tiramisú, mousse de chocolate… ¿esto que huele tan bien es el limoncello?”
- “¿A qué huele?”
- “Ah, no, eres tú. Perdona, sigo. Profiteroles, copa Windsor…”
- “¿Copa Windsor? Suena a trofeo de tenis…”
- “Sí, es verdad… ‘Y el campeón de la Copa Windsor 2008 es… ¡Roger Federer!’”
- “Hey, ¿por qué Federer? ¿No puede ser Rafa Nadal?”
- “Bueno, como quieras… Tú eliges al ganador de la Copa Windsor pero yo elijo el postre”
- “…Me parece bien”

Juan cerró la carta y llamó al camarero.

- “¿Van a tomar postre?”, dijo con educado acento italiano.
- “Confío en que sí. Pero usted de momento tráiganos la cuenta”

martes, 24 de junio de 2008

ESTRELLA por David Muñoz

(Otra aportación con ese sello "sádico" que empieza a caracterizarnos.)


El tipo que no era su padre,pero que se esforzaba patéticamente por usurpar ese rol sólo porque dormía con su madre le dijo-tratándole como a un crio,según solía hacer-que pidiera un deseo a la vista de aquella perseida (el bobo la denominó "estrella fugaz").Y aunque Jaime le lanzó una displicente mirada de desprecio bien elocuente,él insistió:
-Pide un deseo,hombre.
Y Jaime pidió y rogó.Por ello,cuando a la mañana siguiente vio a sus tíos esperándole a la salida del cole con la faz demudada,no se sorprendió.

domingo, 22 de junio de 2008

ADAM@HOTMAIL.COM por Nicolás Escanilla


(Aquí os dejo un cuento apasionado. La primera dosis de literatura que me habéis dejado). 

No insistas, Eva. No importa cuántos mensajes escribas en mi FaceBook, ni cuántos zumbidos me envíes en Msn. Yo no comeré la Fruta.
Recapacita, Eva. ¿No recuerdas lo que dijo Dios con respecto a ella?
Moriremos, Eva, moriremos. Eso dijo Dios. Ya sé, me dirás que tú ya la comiste y que sigues viva. Pero Dios no quiso que la comieras. Recuerda, Él hizo la Tierra, creó a los animales e inventó internet.
Lo sé, Eva, sé que la Serpiente dijo que al comerla seríamos como Dios. Pero, Eva, vivimos en el Paraíso. ¿No te conformas con el Paraíso?
Recuerda, Eva, acuérdate del momento en que naciste. ¡Qué hermosa costilla eras! La más blanca y resistente de todas. Dios te tomó entre sus manos y apareciste. Belleza absoluta, ni siquiera Lilith te podía superar. Y entonces, cuando ya estábamos juntos, Dios nos dijo: “Inviertan y multipliquen”. Claro, no invertimos mucho, pero si multiplicamos.
Entiéndelo, Eva, no necesitamos esa Fruta. Olvida su carnosa piel, su dulzor perfecto y olvida su atrayente olor.
No creas a esa Serpiente. Seguramente tiene envidia de nuestra condición, seguramente busca que Dios se enfade con nosotros y nos expulse de nuestro Paraíso.
Te repito, Eva, no voy a comer la Fruta. Pase, lo que pase, no me convencerás. Pues, yo soy el hombre y tú eres la costilla.