miércoles, 23 de diciembre de 2009

LA DIVA

Como la diva no puede cantar con una sola butaca vacía, el día que por primera vez no se venden todas las localidades, su fiel mánager decide usar una artimaña. Compra algunos muñecos de corcho, les coloca unos cabellos de lana negra y un frac de seda natural. Un mes después, son tantos los farsantes que la seda artificial reluce en los palcos. En menos de un año, el teatro decide despedirlos por empacho de nostalgias. En su último concierto, la diva, consciente de que no habrá otro escenario, se vacía ante un público inerte. Cuando se detiene, exhausta, del patio de butacas se elevan unos aplausos tan violentos que llenan, en pocos minutos, el suelo de cabellos de lana.

viernes, 18 de diciembre de 2009

FRANKENSTEIN

Ahora que me has abandonado, estoy construyéndome a ratos una mujer mejor que tú. De partida me sirvió el torso y los brazos de mi profesora Laura. Tan firmes, tan bien tallados. Después tomé los ojos de Luisa. Había envejecido tanto que me los encontré más densos, más oscuros. Robé la nariz chata de Penélope (esa que tanta envidia te daba) y las piernas de Olga, la vecina (sí, confieso, siempre me gustaron más que las tuyas). He dibujado con los lunares de Vanesa la piel de Julia, y he extraído gota o gota el olor de Lola para volver más terrenal el delicioso vientre de Eva.

Hoy, ya sin vendas, he contemplado mi obra. Es hermosa, irascible, inquieta. Me ha pedido que la lleve frente a un espejo. Allí, he visto como los ojos de Luisa se guiñaban en ese gesto de furor tan tuyo, mientras la piel de Julia palidecía hasta borrarse los lunares de Vanesa, y los brazos de Laura temblorosos caían a ambos lados del jadeante vientre de Eva. He querido explicar a tu terca cabeza el porqué de mis nuevas preferencias, pero te has girado airada, como sueles, con tu nuevo perfil de Penélope y de dos zancadas de Olga te has esfumado dejando sólo la dulce estela de Lola.

martes, 24 de noviembre de 2009

RUIDO por Miriam Márquez

Volvió del trabajo algo inquieta. Se había enterado –¡tenía que ocurrir!- de que el amor puede acabarse. La tranquilicé con algo de Satie –más alto de lo normal-, después cantamos –sobre todo yo- Nina Simone a gritos, para acabar sudorosos en la cama donde le recité mi repertorio de versos antes y después, hasta que se durmió. Puse el despertador media hora antes que ella, pero no funcionó. Cuando me levanté, estaba sentada en la mesa de la cocina, muy quieta, con los ojos cerrados. La televisión estaba muda, la maldita calle tranquila, ni siquiera la vecina de arriba taconeaba como de costumbre. Alargué mi mano aprisa para encender la radio, pero me lo impidió. Hizo lo que más temía: me colocó la palma sobre su pecho donde reconocí, por primera vez sin comparsas, aquel viejo silencio. 

LA CREMALLERA por Miriam Márquez

“Hagámoslo ahora”, interrumpió ella deslizando los dedos por esa cremallera suya tan bien amaestrada. Pero yo resistí –esta vez me había jurado que iba a llegar hasta el final- el impulso de tocarla y continué argumentando que nunca la había querido, como le había dicho tantas veces, bien encima de ella sudoroso, bien cubierto por los volantes arrugados de su falda. Y esta vez debió de sonar convincente porque la cremallera se puso a trepar hasta su tímida costura, y ella se giró, dejándome admirar por primera vez sus enaguas bien planchadas. Respiré hondo, aliviado, satisfecho. La agarré por detrás y devoré su cintura con mis dedos hasta alcanzar la cremallera. Se me resistió varios minutos. Quizás porque mis manos temblaban o quizás para hacerme creer –siempre he sido algo iluso- que era yo esta vez quien la bajaba. 

lunes, 12 de octubre de 2009

MALA CONCIENCIA por Miriam Márquez

(Demasiado tiempo sin escribir. Me cuesta un poco ahora, pero espero atrapar de nuevo la inspiración. Mejor dicho, la pequeña ración que me toca). 

A la tercera proyección de la nueva película, el narrador omnisciente, incapaz de soportar los remordimientos, irrumpe corriendo por una esquina de la pantalla. En el último instante, consigue salvar a la fatídica heroína de un tranvía desbocado que nadie, salvo él, esperaba. Los aplausos y vítores de la sala se mezclan con la musiquilla triste de una banda sonora sin talento para la improvisación. 

lunes, 31 de agosto de 2009

CLOROFILA por Miriam Márquez


Tiñen de obscenas algunas palabras beatas. Se declaran amor con términos botánicos, se seducen en argot médico, se hacen de rabiar con fórmulas matemáticas. No quieren diccionarios para la lengua que han inventado juntos. Practican a diario. No toman notas. Ni siquiera cuando él tiene que embarcarse se dan cuenta del peligro. "Hipotenusa", se despide ella burlona. "Equilátero", responde él sacándole la lengua. Años después, se cruzan por casualidad en el puerto. "Castaño de indias", musita la mujer sorbiéndose las lágrimas. "Clorofila", le grita desencajada. Pero nada penetra en su perplejidad. Ni siquiera cuando, en un último intento, ella se aproxima lentamente al lóbulo de su oreja para susurrarle un húmedo "Amén". 

jueves, 20 de agosto de 2009

DESPUÉS por Miriam Márquez


Ahora que estoy muerto, me cuesta una barbaridad odiarte. Horas me paso concentrado en tu traición, la sangre, el cuchillo por la espalda. Pero se está tan bien aquí, hay una paz tan blanca, que resulta difícil no desear que te mueras rápido. Ayer me atreví a preguntarle a otra alma en pena por qué llaman a esto infierno. Se encogió de hombros y se fue riéndose entre dientes. Hoy, por fin, te he visto saludándome a lo lejos. Hoy, por fin, te has muerto.

ANÉCDOTA por Miriam Márquez


Con la cuenta, a la pareja le traen dos galletas de la suerte. “Aprecia la sinceridad como el mejor regalo”, pone en la de él. “Ya no te quiero”, se lee en la de ella. Los dos se ríen –ella, sobre todo, suelta grandes carcajadas-, y se marchan a trote acompasado dejando los papelitos arrugados junto al Chop Sui.

jueves, 6 de agosto de 2009

EN LA FILMOTECA por Rafael Arias

(Un cuento de mi querido amigo Rafa. Delicado y abierto, como él)

Fue hace tiempo. En la Filmoteca.

Iba a ver una película del cineasta indio Satyajit Ray.

Sentado en mi butaca esperaba el inicio de la sesión leyendo un libro.

Delante de mi se sentó una joven india, con un vestido púrpura, una cinta rodeaba su cabeza, su negrísimo pelo estaba recogido en un recio moño.

Le acompañaba un joven latinoamericano, vestido con vaqueros, camiseta blanca. Con seguridad llevaría unos tenis por calzado.

Ella era mayor que él. Su conversación interrumpió mi lectura.

Ella llevaba la voz cantante:

-¿Has estado alguna vez aquí? -No.

-Yo suelo salir por Lavapiés. ¿y tú? -Yo suelo ir por Tribunal, y a veces por la Castellana.

-A mi me gusta la música alternativa. -A mí me gusta más el pop, lo que sale en los 40.

-Si quieres luego podemos tomar algo por Lavapiés, cerca de donde vivo. -Vale

-Estoy segura de que te va a gustar la peli. Es muy bonita, de mi tierra. -Nunca he visto una peli india.


Se apagaron las luces. Al encenderse, salieron tímidamente, con las manos entrelazadas, como si les venciera un poso de timidez.


Al día siguiente leía un libro, el mismo, sentado en la misma butaca, esperando que las luces se apagaran para ver otra película de Satyajit Ray.

Delante de mí, se sentó la chica de ayer.

Iba sola.

martes, 4 de agosto de 2009

DE VUELTA



Después de estas largas vacaciones, estoy de vuelta. He creado con mucha ilusión una nueva bitácora Vocación Temeraria sobre temas periodísticos que se me van quedando en el tintero. Mañana regreso con mis micros y con los vuestros.

martes, 23 de junio de 2009

AMANTES


Él queda con un cliente imaginario. Ella finge asistir a un taller literario inexistente. En la guantera del coche, él guarda un elixir de menta y un frasco de colonia. Ella, en el autobús, se pinta los labios de un rojo profundo, que luego difumina con el dorso de la mano, porque le da vergüenza. Se encuentran en la esquina acordada. Los nervios les confieren un cierto aire despistado y distante. Durante horas, merodean por jardines, callejuelas, portales... Casi sin querer, terminan frente a un hotel. El recepcionista, como cada jueves, finge no reconocer a esa pareja canosa que, toda ruborizada, le tiende un DNI. 

lunes, 15 de junio de 2009

MIOPÍA


Tras años ensuciando lienzos, el aprendiz de pintor se rinde. Se entrega a la escultura. Fracasa. Debuta como actor. Titubea al decir su única frase. Derrotado y solo en su camerino, escribe como un autómata un poema agarrotado, certero, perfecto. Asustado por su sinceridad, lo rasga en pedazos. Nadie debe saber, cuando dentro de unos años sea un músico famoso, lo derrotado que llegó a sentirse. 

jueves, 4 de junio de 2009

MATILDE


Siempre que vamos a cenar a su casa, Matilde nos recibe perfecta. Ni demasiado elegante, para que su belleza no nos haga sentir vulgares. Ni tan informal que pudiera parecer que no valora nuestra visita. Nada más entrar, como ya va siendo rutina, mi marido se emboba mirándola. Ella le corresponde sin demasiado descaro, para que su esposo y yo no nos sintamos heridos, pero sin frialdad, para no desanimarle. A la hora de los postres, Matilde siempre necesita que alguien mañoso la ayude a abrir un vino dulce muy añejo. Yo animo a mi Antonio, que tiene la rara habilidad de sacar a la primera y de una pieza los corchos más caducos. Antes de abandonar con él el salón, Matilde sube un poco la música. Sin pasarse, para que su marido y yo podamos seguir con nuestra conversación descolorida, pero sin quedarse corta, para que los jadeos de la cocina no nos incomoden demasiado.

martes, 2 de junio de 2009

FALSOS SINÓNIMOS


(Dos variaciones de una misma historia)

Ella ama a Carmen, a Lee Miller, a Cleopatra. Le gustan las mujeres que comen celos, que se arrancan las costras, que dicen te amo, en vez de te quiero… Esas que siempre, al final de cada fiesta, tienen los labios negros de vino tinto. Por eso cuando él llega con su pulcro traje del trabajo, ha roto todas las fotos, algunas copas, y rasgado las cortinas. Y se ha hecho un corte no demasiado profundo en la muñeca (al fin y al cabo no quiere morirse nunca) porque él no la AMA. Y ha dejado un rastro de colillas por el suelo porque sabe que a él le gustan las pistas, los indicios, las listas, los caminos que llevan a alguna parte. Al final está ella. Hipa un poco. Si encontrara las palabras, le reprocharía que sepa justo lo que hay que hacer en ese instante, que mantenga el pulso, su razón (que no fé) incondicional en ella. Que no llegue y le dé dos bofetadas y la eche a patadas a la calle aunque sólo sea por una noche. Pero es difícil de explicar todo eso a un hombre que lentamente le enjabona la espalda, le recoge el pelo detrás de la oreja y muy bajito, como si fuera una niña, le dice que la quiere. 

lunes, 1 de junio de 2009

ESTAMPADOS


Ella ama a Carmen, a Lee Miller, a Cleopatra. Le gustan las mujeres que comen celos, que se arrancan las costras, que dicen te amo, en vez de te quiero… Esas que siempre, al final de cada fiesta, tienen los labios negros de vino tinto. Por eso cuando él llega con su pulcro traje del trabajo, ha roto todas las fotos, algunas copas, y rasgado las cortinas. Y se ha hecho un corte no demasiado profundo en la muñeca (al fin y al cabo no quiere morirse nunca) porque él no la AMA. Y ha dejado un rastro de colillas por el suelo porque sabe que a él le gustan las pistas, los indicios, las listas, los caminos que llevan alguna parte. Al final está ella. Hipa un poco. Si encontrara las palabras, le reprocharía que sepa justo lo que hay que hacer en ese instante, que mantenga el pulso, su razón (que no fé) incondicional en ella. Que no llegue y le dé dos bofetadas y la eche a patadas a la calle aunque sólo sea por una noche. Pero es difícil de explicar todo eso a un hombre que le dice te quiero, le enjabona la espalda y le recoge el pelo detrás de la oreja. El mismo que mañana la llevará a alguna tienda para que, con el mejor de los humores, escoja el estampado de las próximas cortinas.

jueves, 28 de mayo de 2009

DIEZ MINUTOS


(He escrito y registrado un guión para un corto que espero rodar este verano. Ahora tengo que desarrollarlo, pero antes quería saber qué os parece la idea, los personajes, si tenéis alguna aportación....)

Un tatuador mexicano trabaja sobre la espalda de una compatriota muy bella tumbada desnuda sobre una camilla. Está dibujando unas pistolas y el nombre de un capo mafioso, “El Lince”. “Remátalo bien, es un regalo de cumpleaños para mi novio. Supongo que no hace falta que te diga quién es”. “No, señora, el miedo que le tienen por aquí trae rápido sus noticias”.  De vez en cuando el tatuador, le enjuaga el sudor. En una de esas caricias con el paño, intenta besarla. Ella consiente pero a mitad del beso le interrumpe y le dice: “No fue tan rápido el miedo como dices. Una llamada por teléfono y estarías muerto en menos de diez minutos”. El tatuador continúa su trabajo, pero no desiste: “Tienes una espalda demasiada linda para dibujar encima unas pistolas”, dice el chico mientras le baja la tela que le cubre los glúteos. “Tengo una espalda demasiado bonita para rompérmela fregando escaleras”, responde ella mientras se sube la toalla. El teléfono de ella suena. “¿Qué ha ocurrido? ¿Qué? ¿Lo han matado? ¿A cuántos más?” Ella grita. Llora un rato. El teléfono se le cae de las manos. Se levanta de la camilla y se acuclilla en un rincón. El tatuador se acerca a ella lentamente y empieza a besarle la espalda. “No fue tan rápido el Lince como dijiste. Tendremos que cambiar el nombre de tu espalda. Una llamada y estás muerta en menos de diez minutos”. 

martes, 26 de mayo de 2009

MORGANA


Como una de las cosas que más me disgustan en la vida son los consejos no solicitados, me aguanté las ganas de decirle a Miguel que no saliera con Morgana, la secretaria de la oficina. Siempre me han parecido algo extraños esos largos colmillos suyos asomando sobre el lecho de sus labios color sangre. “Manías”, me habría contestado él si se me hubiese ocurrido prevenirle, tantas eran las ganas que tenía de probar suerte en la ruleta de sus piernas. Ahora que saboreó el premio, de Miguel sólo queda una sombra en la oficina. Un ser descolorido y acobardado que acaba de dar un respingo al oír a Morgana preguntarme si podía llevarla a casa. Me angustia ver a Miguel detrás de ella gesticulando como un loco para disuadirme. Ver cómo se lleva los dos índices a la boca y hace como que me va a dar un mordisco. Le haría caso si no fuera porque no hay en la vida nada que deteste más que los consejos no solicitados.

 

AGUJERO DE GUSANO


Es tarde ya cuando terminan de besarse. La farola en la que se apoyaron ha mutado en un tótem de material desconocido. Por la calle (eso debe ser la explanada roja que les rodea) circulan seres vestidos con escafandras y sin agujeros en la nariz. Sin saber lo que ha ocurrido y mientras se asfixian, los dos enamorados sólo aciertan a reanudar sus besos. Los contemporáneos de ese milenio perdido contemplan extasiados, tras el vidrio de su traje aislante, ese ritual que ya sólo conocen por las películas.

miércoles, 13 de mayo de 2009

LA FELICIDAD


Después de una década juntos, ya no discutimos. Él empieza a aceptar que, por más que se esfuerce, nunca seremos como imaginó. Yo, que siempre he sido más hábil en la búsqueda de la dicha, hace mucho que lo sé.

viernes, 8 de mayo de 2009

UN LUIS XIV por Juanjo Santos


(Y ya que me pongo os dejo un relato cómico)


Manuel Sánchez fue al rastro y se quedó parado un par de minutos enfrente de un puesto de baratijas. Por aquel estatismo, el vendedor supuso que era una estatua y le vendió por 23 euros, tras mucho regatear, a una señora muy fea. Así que esa señora tan fea le llevó a su casa y le instaló en el salón. A las cinco vinieron tres amigas suyas a tomar el té. Y se acercaron a Manuel y dijeron: "Mira, que estatua más rara, parece una cucaracha. Y luego la dueña de Manuel añadió: "Es un Luis XIV, creo". Y a Manuel le pudo la honra y se puso a gritar como un histérico:"Luis catorce leches, soy un Manuel Sánchez, y que no soy una estatua, hombre, soy una persona de verdad, ¿vale? Y tengo venas y pelos y dientes y riñones, ¿vale? Y además no pego nada con el resto de la decoración del salón, ¿vale?"
Y metió 23 euros en una taza de té y con las mismas se fue.

Una "ajoría", por David Perejil


(Inspiración bélica para esta pieza de David El Fantástico, http://www.entiemposdedavidelfantastico.blogspot.com/. ¡Que la disfrutéis!)

“Cautivas y desarmadas las últimas ilusiones,
¡nuestra relación ha terminado!
Compañero, ¡es hora de organizar la resistencia!
Se perdió una batalla pero, esperemos que, no la guerra”

lunes, 27 de abril de 2009

NINA Y LA ORQUíDEA CHINA

(Hoy estoy un poco triste, así que me esfuerzo por pensar en las historias que últimamente me desperezan. Ésta es una de ellas y no es inventada. Es lo que más ilusión me ha hecho en lo que llevamos de primavera). 

Hace tres años, me regalaron una orquídea china muy delicada. Traía dos flores perfectas y una etiqueta donde se detallaban los cuidados mínimos que necesitaba la planta. Cuando iba por el octavo mandamiento (de una lista interminable), mi naturaleza caótica empezó a abrumarse. "Pobrecita, dónde has ido a caer", pensé y la dejé sobre mi mayor altavoz, el lugar con más luz de la casa. Creí que no pasaría el primer otoño y mucho menos el invierno. Sin embargo, la orquídea, ya sin flores, se hizo la muerta sólo para despistar y la siguiente primavera echó una hoja. La segunda, brotaron dos. En este tiempo, por supuesto, nos hicimos amigas. Yo bailo junto al tocadiscos por las mañanas y ella me mira. Le encantan las divas del Soul, Paco de Lucía y Camarón. A veces me siento a su lado y no hago nada en especial. Me da la impresión de que así las dos nos sentimos menos solas. 
Esta primavera de mi orquídea han brotado cinco capullos. Sin abono ni cuidados especiales, sin vaporizadores ni control de la temperatura. Yo soy puro embeleso. Todas las mañanas, antes de bailar, me tomo el té viendo cómo día a día se abren. Después, la pongo a dar saltos con  Nina Simone. Estoy segura de que cualquier día termina de florecer con "Sinnerman". Es su favorita. 

miércoles, 22 de abril de 2009

Mas micros de seis palabras


(Sigo con el vicio propuesto más abajo. Estos se me ocurrieron nadando).

Estornudó el ogro una niña perdida

-¿Boda? Bueno, verás…-replica Peter Pan

La paloma ya volaba cuando recapacitó

Cenicienta al aparcacoches:  ¿Y esa calabaza?

Enjabona el adúltero la terca alianza

 

 

martes, 21 de abril de 2009

Micros de seis palabras


(Después de algunos días viendo por todas partes micros de seis palabras, hoy he descubierto el motivo. La Editorial Navona, www.navonaed.com, ha convocado un concurso de cuentos de esta dimensión. Los mejores serán publicados en una obra colectiva. Os animo a participar y os dejo algunas de mis humildes aportaciones).

Escritor fracasado busca ex musa rehabilitada

Añora Yahvé la oscuridad, el silencio

Yahvé baraja seriamente un "control Z"

Estrena la ninfómana apartamento en Gomorra

Descubre el moribundo que aún respira

Dos fantasmas se besan sobre raíles

Amante sublime, hastiado, busca mediocridades

Cupido, horrorizado, deja caer la venda

Sueña la sirena con tacones afilados

Celebra el plagiado el triunfo ajeno

Ingenuo, jura el inmortal amor eterno

Llora la chincheta inmóvil del mapa

Gimotea la Barbie vestida de vaquero

Reta el camaleón al lienzo impresionista

(y éste no supe cómo acortarlo...)

Duda el tatuador frente al bíceps en blanco


lunes, 20 de abril de 2009

SPEED DATING


No le llevó más de veinte segundos olisquear mi soledad...

SUBLIMACIONES


Tras quince segundos contemplando un plano fijo de la boca de una alcantarilla, el espectador iniciado siente que se le revelan las carencias de su vida. De pronto, todo lo que creía esencial perece. Incapaz de contener las náuseas, escapa de la sala. Su desesperada huida despierta al resto del público, que ronca ignorantemente desde la secuencia de la farola. Con los vómitos de fondo, cinéfilos y amateurs desperezados caen en la cuenta, en pleno contrapicado de una papelera, del absurdo de su existencia. 

EXTRATERRESTRES IX


En mitad del frenesí carnavalesco, los dos extraterrestres verdes de antenas disfrutan tranquilamente de un mojito sentados a una terraza. “Buah, qué poco originales”, les grita un chaval desde la barra. “Sabía que iba a pasar esto”, se lamenta el marcianito, “pero vengo preparado”. Y se lleva las manos al bolsillo.
“¿Otro mojito, Alien?”. 
¡Mejor un cuba libre, Predator!”. 
Y los dos “monstruos”, con sus antenas asomando, continúan observando el gentío por los agujeritos de su careta. 

jueves, 16 de abril de 2009

LA AUSENCIA


Al principio la soledad les costaba un poco. Los primeros días, incluso, se rebeló contra aquella situación inesperada. Un pataleo, un quedarse ronco llorando, un desgañitarse sin oídos ajenos a mano. Después aprendió que, a partir de entonces, tendría que vivir sin ella, entretenerse, no sé, bastarse a sí mismo. Ahora medita a ratos, escribe poesía de memoria, canturrea estribillos inventados. Sólo en algunos momentos, cada vez menos, la añora tanto que, sin querer, se pone a rascar como un loco la tapa de madera de pino.

miércoles, 15 de abril de 2009

EL ENCARGO


El sicario novato ve salir a su presa de la casa, pero no le da tiempo a fijar el blanco antes de que se meta en su descapotable. A cierta distancia, le acompaña hasta el chalet donde siempre recoge a su rubia ventiañera. Lleva esperando en el coche doce minutos y la calle está desierta. “Pero nunca se sabe cuándo puede llegar su acompañante”, piensa el asesino apurando un cigarrillo. La chica todavía tarda trece minutos más. Cinco colillas se suman a su cenicero. Después van al cine y a un restaurante. En mitad de la cena, el cada vez más apurado delincuente ve cómo la pareja empieza a discutir airadamente y se marcha con gran escándalo. Desconcertado,  sale del restaurante olvidándose, por supuesto, de pagar su cuenta. En la persecución se salta varios semáforos y vuela hasta el chalet con la pasma siguiéndole los talones. Sin saber muy bien cómo logra llegar a su objetivo sin acompañamiento de sirenas. Frente al adosado, su persistente encargo avanza dando tumbos hasta su deportivo, abierto de par en par, con una petaca en la mano. Sigilósamente, el sicario se acerca, se asoma y, tras comprobar que se ha quedado dormido, se la arrebata con suavidad y se echa un buen trago. 

martes, 14 de abril de 2009

LA MUERTE ES PAR


El hombre de la gabardina le ha dejado dos píldoras para que escoja. Una roja para olvidarla. Otra azul para matarse. Se toma la roja. Después, cuando ya nada le duele, se lanza a por la azul. 

AFÁN DE SUPERACIÓN


A fuerza de buscar el crimen perfecto, terminó convertido, a su pesar, en el mejor asesino en serie.

LA GLORIA


El payaso principiante recorre el escenario contando los tomates reventados. Hoy le han tirado dos menos que la semana pasada. A este paso, calcula, dentro de nueve años y siete meses, recibirá su primer aplauso.

lunes, 13 de abril de 2009

Después de hacer el amor,.....


los dos suelen quedarse callados, recordando los tiempos en los que follaban.

miércoles, 8 de abril de 2009

Antes siquiera de abrir los ojos,.....


... un déjà vu estremeció al recién nacido.

martes, 7 de abril de 2009

APOLÍNEO por Juanjo Santos


(Un cuento tan largo es este espacio no pega mucho pero, como dirían Los Ronaldos, lo sacamos "porque nos gusta y porque nos divierte")

Era un pequeño pueblo castellano, cercado por un horizonte ocre infinito, y amenazado por un cielo inabarcable. 
La misa dominical era uno de esos actos colectivos que daban sentido al respirar. La coartada para justificar la existencia. 
Así lo debía pensar el pueblo, que acudía a la cita de los domingos con puntualidad, devoción y ropa limpia. No faltaba ni Pedro, el loco del pueblo, que iba siempre embutido (ése es el término) en el vestido de novia de su difunta madre, ni Jesús, el alcalde, que pasaba más tiempo en la capital con su amante, que en el pueblo con su mujer, ni Nicasio, el lechero, que cada vez echaba más agua a la mezcla para ganar más pesetas.
Ni el cura, Apolíneo, faltaría más. Era ya anciano, y el único cura de la provincia. Por ello tenía que viajar a los pueblos, uno distinto por día, para dar la posibilidad de confesión, compañía a los más mayores y comida a los más desfavorecidos. Leía la palabra incluso a las bestias del campo. Era gracioso verle declamar las “Bienaventuranzas” a las lagartijas que huían endemoniadas entre las piedras. 
Y así giraba la rueda del molino, domingo a domingo, con la parroquia completando el aforo de la pequeña iglesia del pueblo. Hasta un domingo en el que Apolíneo no acudió a su fiel cita con los feligreses. Al parecer, tratando de cristianizar a una vaca satánica con las “Cartas de Filemón”, el malogrado cura recibió una tremenda coz en la boca que le dejó desfigurado, confuso y ciertamente mosqueado.
De aquella se recuperó, pero quedó ajada su voz, con la consecuencia de que toda frase emitida por sus cuerdas vocales quedara irreconocible.
Más por pena que por fé, la parroquia siguió yendo a misa, a pesar de que no entendían ni amén. El cura, aún consciente de que su mensaje llegaba hecho añicos, continuaba dando la homilía. En parte fiel a su cabezonería y en parte obligado por la ausencia de sustituto, hablaba al pueblo con la misma potencia, clarividencia y rotundidad, pero sin la misma respuesta de antaño.
La gente conocía las pausas tras cada oración, las respuestas a cada letanía, e intentaba ayudar a Apolíneo repitiendo la estructura de la misa como seres autómatas.
Con el tiempo, y poco a poco, dejaron de ir Pedro, luego Nicasio, y luego Jesús. 
Al cabo de dos años, tan sólo acudía ya María, la más vieja del pueblo, y Eugenio, el ermitaño, que solo salía de su campestre soledad para ir a iglesia. Así fue el final de la última misa del pueblo:
- Nbub mjnopdwb dbuibhs dhwduih-, Dijo Apolíneo.
- Y con su espíritu.- Respondieron María y Eugenio.
- BKIn BYG nkinmlb bub.- Los dos buenos cristianos interpretaron la pausa de Apolíneo como un punto. 
- Demos gracias al señor Dios.- Dijeron al unísono.
Apolíneo agachó la cabeza y rogó al Señor que les perdonara, porque María tenía buena intención al responder a su incomprensible frase aunque no la hubiera terminado. También pidió por Eugenio, el solitario y sordo ermitaño que recitaba de memoria las respuestas leyendo los labios de María. 

martes, 31 de marzo de 2009

UN MINUTO por Miriam Márquez


-Te dije que no volvieras.
-Cierto.
-Que no se te ocurriera volver a poner los pies en esta casa.
-Verdad.
-Que si te veía aparecer, la prendería fuego.
-En efecto.
-Que antes prefería morir que compartir más de un minuto contigo.
-Así es.
-Que hasta podría matarte sin remordimientos.
-Afirmativo.
-Sabes que tengo valor.
-No lo dudo.
-Y que si vives todavía es porque yo quiero.
-Lo sé.
-Y que si he dejado pasar este minuto es por mi voluntad.
-Sí.

lunes, 30 de marzo de 2009

LEVIATÁN por Josué Santiago de la Cruz


(Estoy muy contenta porque, después de un tiempo de parón, estáis empezando de nuevo a mandarme cuentos. Os dejo uno llegado desde Estados Unidos. Espero que continúe la racha).

El padre Jacinto le dijo al hermano Emanuel:

—Mañana te toca ser Judas. Hay que dar a otros la oportunidad de subir al Gólgota.
— Pero padrecito…
— ¡No hablemos más del asunto!

Después del Vía Crucis, cuando el sacerdote se aprestaba a cerrar las puertas del templo, porque el sacristán no aparecía por ninguna parte, sintió que se elevaba hasta las vigas. Sacudió el cuerpo, como un pez, y se mordió la lengua.

jueves, 26 de marzo de 2009

CÉNTIMOS


Se dio cuenta por casualidad. Fumaba frente al trabajo contemplando a la gente lanzarse el huracán de la puerta giratoria, cuando algo brilló en la nuca de una oficinista rubia. Pensó que era una tatuaje y se coló de un brinco entre las aspas para verlo de cerca. Cuando la puerta los escupió al vestíbulo, se había quedado pálido. Como un autómata, fue directo al guardia de seguridad y le miró con disimulo el cogote. Después corrió a la máquina de café, donde un empleado raso, un jefe de área y un becario apuraban un vaso de plástico. Le costó distinguir la ranura en la nuca del chico en prácticas, pero no las de los otros dos, de buen tamaño y algo desgastadas. Contó hasta diez antes de palparse. Le pareció indignante que la suya no alcanzara siquiera el tamaño de una moneda de un euro.

miércoles, 25 de marzo de 2009

VIOLETTE


(Hoy me he dado cuenta de lo mucho que echo de menos Francia, y le he escrito un cuento para que no se enfade conmigo por la falta de atenciones de todo este tiempo).


Todos los jueves, en la misma taberna, los dos emigrantes retornados se reúnen y piden un copa de absenta. “¿Te acuerdas de la primera vez que la probamos?”. “Mais, bien sûr. París, 1953. Con aquella pelirroja que servía las mesas y se moría por subir al escenario”. “Violette, cómo olvidarla. No terminó de entender por qué se prendó de ti. Hasta decía que cantabas bien”. “Tenía mucho oído, la espabilada, y una amiga que no te pasó desapercibida, à mon avis…” Y los dos se dan codazos y se hacen guiños como si Violette acabara de pasar contoneándose camino del baño. En un pico de la barra, el camarero, sólo por incordiar, interviene. “¿No se llamaba Violette la de Marsella?” Los dos le miran como si acabara de decapitar a un niño frente a sus ojos. “Si hubieses estado alguna vez en Francia, sabrías que está plagado de Violettes”. 

martes, 24 de marzo de 2009

AVISO


Nada más subir al vehículo, el autoestopista nota algo raro. “People in this car are worse than they appear” lee en un pegatina sobre el salpicadero. Algo nervioso, ríe el chiste. El afable conductor de mediana edad, su rubia esposa, el niño de la camisa de cuadros y la adorable abuela le acompañan con exageradas carcajadas. Sin parar de reír le ofrecen caramelos, le invitan a elegir la música y hasta se interesan por su vida: “Recorriendo el país solo. ¡Qué interesante!” Poco a poco, cuando la conversación decae, el chico se relaja hasta quedarse dormido.

Le despierta un portazo en mitad de un descampado. Fuera del coche le esperan el afable conductor de mediana edad, su rubia esposa, el niño de la camisa de cuadros y la adorable abuela. Ninguno sonríe.

jueves, 19 de marzo de 2009

OBITUARIOS


Al escritor de obituarios en el periódico le llaman “el Bicarbonato” porque si hay plata de por medio siempre deja al muerto reluciente. El mote se lo inventó el Jefe de Redacción, el mismo que le pone cada día a frotar para sacar brillo a los fiambres reputados. A él, al Jefe de Redacción, le dicen “El cubano”. Unos cuentan que porque viaja a La Habana sin razón declarada una vez al año, otros por los ejércitos de puros que desfilan entre sus dedos. Los más osados relatan que el apodo viene de un día que agarró tal cogorza en la copa de Navidad, que sacó a una señora de la limpieza y paisana de Fidel a bailar por el pasillo. Después la intentó besar en los baños, y ella no quiso. Aunque de las calabazas, desgraciadamente, no hay documentos gráficos. La historia y el mote, claro está, no es algo de lo que se pueda ir alardeando por la redacción. No es como gritar ¡Bicarbonato! de pronto para que el escritor de obituarios salga de su ensimismamiento de un brinco algo desorientado. Eso es algo que se ríe y se aplaude mucho entre los colegas. 
Pero hoy, “el Bicarbonato” no se sobresalta. Absorto, ni siquiera quiere chismorrear de las “extrañas” circunstancias en las que apareció muerto su jefe hace dos días: solo, desnudo, en un hotel, de un infarto, borracho y desaparecido de su familia. El “Nato” lleva más de dos horas con una hoja en la mano. El resto supone que estará dando los últimos retoques a su obituario, sacándole brillo, dejándolo resplandeciente como le han mandado. Antes de marcharse se acerca al Jefe de Cierre y le susurra algo al oído. “Yo me hago cargo, Manolo”, comentarán después los que estaban cerca que dijo con firmeza. Y, al día siguiente, a primera hora, por primera vez en veinte años, el nuevo Jefe de Redacción le llama por su nombre al despacho. Dice: “Luis, esto es un escándalo”, mientras intenta mantener por todos los medios el ceño fruncido y sus ojos sonríen y sus dedos señalan un título en cuerpo 24 donde se lee “El cubano”.

miércoles, 18 de marzo de 2009

REALISMO SUCIO por Miriam Márquez


(Para aquellos que, como yo, crecieron admirando a los perdedores de Bukowski que no se preocupaban de su salud ni de su reputación ni del mañana. ¡Ay, B., qué difícil debe de  ser vivir dentro de tus cuentos! ¿O es la normalidad lo más insoportable?)

Después de años cumpliendo escrupulosamente su labor, el personaje de Bukowski se planta ante su autor. Le explica que, a sus cincuenta y tantos años, todavía no ha encontrado novia formal, que acaba de sufrir una angina de pecho y está cansado de andar rebotando de tugurio en tugurio. Exige unas vacaciones de pulsera en cualquier resort de medio pelo donde pueda conocer gente normal y enamorarse (sin ir más lejos) de cualquier oficinista de tres al cuarto. Si no se las concede pronto, no le dejará más opción que boicotear los cuentos. Y de su carrito de la compra, el otrora perdedor bohemio extrae un cartón de leche de soja, un poco de tofu y un suplemento vitamínico. 

martes, 17 de marzo de 2009

EL PINTOR DE CÁMARA por Miriam Márquez


El retratista lleva una temporada nefasta. Hace quince días, la reina le reprochó el rubor juvenil de sus mejillas en su último cuadro. Poco después, tuvo que alargar la falda de un par de meninas para que no asomaran sus rosadas pantorrillas. Hasta la duquesa de C., que tanto gusta de provocar a la Corte, se santigüó ayer mismo al ver el rictus inequívoco de sus labios entreabiertos. Antes de que sea tarde, el pintor escribe a su nueva amante: "Queridísima, no puedo volver a verla. Tanta felicidad está afectando a mi trabajo".

lunes, 16 de marzo de 2009

EXTRATERRESTRES VIII


(¡Viva la primavera!)

-¿Cómo dices que se llama esta cantante?-, pregunta el extraterrestre verde de antenas observando con expresión soñadora el palpitar de las luces parisinas en la noche terrícola.
-Piaf-, contesta el otro desde el tocadiscos.
-¿Cómo?- insiste el curioso indicándole que se aproxime.
-Piaf- responde su amigo acercándose unos metros.
-¿Disculpa?
-Piaf, Edith Piaf-. Y avanza otro paso hasta caer en las redes del emocionado marciano, que en un instante recorre ya su cuerpo con sus anhelantes antenas.

jueves, 12 de marzo de 2009

ENMIENDA por Miriam Márquez


(A más de uno le gustaría hacer Control Z también en la vida real, ¿o no?)

El día que cumplen diez años juntos, M. Y A. llaman a sus viejos amigos. Los citan en el bar donde se conocieron. M. y sus amigas se quedan en la barra. A. y los suyos, van más adentro, junto a los baños. Ambos piden lo mismo de beber y acosan al DJ para que pinche las canciones de entonces. En mitad de la noche, M. va al servicio, pero (en esta ocasión) vigila bien sus pies para no tropezar con un A. que (esta vez) se mantiene cauto en un rincón. A la vuelta del baño, M. propone ir a una disco de salsa y todas cogen su abrigo. A. ve con cierta pesadumbre cómo se marcha esa chica morena que empezaba a gustarle un poco. Dos copas después, ya ni se acuerda. 

martes, 27 de enero de 2009

A ESA MUSA LLAMADA MIRIAM MÁRQUEZ


Sé que llevo algunas semanas desaparecida y lo que traigo hoy tampoco es un cuento. Es una historia, o mejor, un indicio de una historia que desconozco. Hoy mi contador de visitas me ha chivado que alguien entró en mi blog buscando en el Google "Miriam Márquez es la chica que amo cada día". Obviamente, esa Miriam Márquez no soy yo. 

Me pregunto qué esperaba encontrar el que tecleó en el buscador el nombre de esa eternamente amada Miriam Márquez. Quizás ansiaba toparse con una foto suya. O quizás, más fantasioso, quería ensayar virtualmente su próxima confesión en el mundo real. Puede que estuviera rastreando información valiosa para diseñar nuevas estrategias de acercamiento. O, probablemente, desesperado sin saber qué hacer con ese sentimiento perenne no correspondido, sólo quisiera confesarlo aunque fuera a una máquina. 

Puede que detrás de estas letras haya un drama, un amor gestándose, una patología, un despecho, una nostalgia.... Sólo sé que me alegro de que este ejercicio de voyerismo involuntario me recuerde que ahí fuera hay gente que ama sin red, sin testigos, sin pragmatismo, sin cordura.