martes, 17 de marzo de 2009

EL PINTOR DE CÁMARA por Miriam Márquez


El retratista lleva una temporada nefasta. Hace quince días, la reina le reprochó el rubor juvenil de sus mejillas en su último cuadro. Poco después, tuvo que alargar la falda de un par de meninas para que no asomaran sus rosadas pantorrillas. Hasta la duquesa de C., que tanto gusta de provocar a la Corte, se santigüó ayer mismo al ver el rictus inequívoco de sus labios entreabiertos. Antes de que sea tarde, el pintor escribe a su nueva amante: "Queridísima, no puedo volver a verla. Tanta felicidad está afectando a mi trabajo".

1 comentario:

Maria Coca dijo...

Esa última frase es redonda. Me encanta.

Besoss