miércoles, 25 de marzo de 2009

VIOLETTE


(Hoy me he dado cuenta de lo mucho que echo de menos Francia, y le he escrito un cuento para que no se enfade conmigo por la falta de atenciones de todo este tiempo).


Todos los jueves, en la misma taberna, los dos emigrantes retornados se reúnen y piden un copa de absenta. “¿Te acuerdas de la primera vez que la probamos?”. “Mais, bien sûr. París, 1953. Con aquella pelirroja que servía las mesas y se moría por subir al escenario”. “Violette, cómo olvidarla. No terminó de entender por qué se prendó de ti. Hasta decía que cantabas bien”. “Tenía mucho oído, la espabilada, y una amiga que no te pasó desapercibida, à mon avis…” Y los dos se dan codazos y se hacen guiños como si Violette acabara de pasar contoneándose camino del baño. En un pico de la barra, el camarero, sólo por incordiar, interviene. “¿No se llamaba Violette la de Marsella?” Los dos le miran como si acabara de decapitar a un niño frente a sus ojos. “Si hubieses estado alguna vez en Francia, sabrías que está plagado de Violettes”. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

(SUENA Música de Piaff, http://www.youtube.com/watch?v=8zrch4Gc1Qs&feature=related)

No soy nada original si hablo de tu elegancia parisina, pero quizá explique un poco más tu nostalgia.

Funambulista