miércoles, 23 de diciembre de 2009

LA DIVA

Como la diva no puede cantar con una sola butaca vacía, el día que por primera vez no se venden todas las localidades, su fiel mánager decide usar una artimaña. Compra algunos muñecos de corcho, les coloca unos cabellos de lana negra y un frac de seda natural. Un mes después, son tantos los farsantes que la seda artificial reluce en los palcos. En menos de un año, el teatro decide despedirlos por empacho de nostalgias. En su último concierto, la diva, consciente de que no habrá otro escenario, se vacía ante un público inerte. Cuando se detiene, exhausta, del patio de butacas se elevan unos aplausos tan violentos que llenan, en pocos minutos, el suelo de cabellos de lana.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué fantásticos cuentos LA DIVA y FRANKESTEIN. Me han emocionado los dos. Elena.

Xuan dijo...

Es muy bueno. Quizá deberías acortar un poco las primeras frases, que son un tanto confusas.

Miriam Márquez dijo...

Gracias, Xuan, por esta crítica tan atinada y por ayudarme a avanzar. :)

Orlando Romano dijo...

Interesante blog, pasaré a visitarte cuando vea luz. Saludos

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

a mi también me gustaron mucho las formas.

solo que podrías haber empleado frases más cortas.

buen trabajo.

Maria Coca dijo...

Genial, me ha encantado.

Feliz Año!!!!

Miriam Márquez dijo...

Gracias a todos por las opiniones y la compañía. Feliz 2010.

Borja Echeverría Echeverría dijo...

Este me ha encantado, un gran final.
Te has ganado otro aplauso.

Javier Puche dijo...

Es magnífico, Miriam. Qué gran final. Su primera parte me ha recordado un poco a la película Sunset Bulevard, de Billy Wilder. Te sigo leyendo.

Miriam Márquez dijo...

Gracias, Herman. Yo creo que si fuera de corcho perdería el pelo aplaudiendo tus micros. Besos