(Un micro con final triste, pero con vocación alegre. ¡Estupendo!)
Nuestros besos sabían a chicle, a patatas fritas y a lima: todo a la vez. Los paseantes del parque se irritaban al vernos sentados en el césped, riéndonos de las señoras corpulentas y de los niños con mocos. Era maravilloso marcharnos de los restaurantes sin pagar, meternos mano delante de los curas y colarnos en el cine.
Pero una noche te vi con otra: pagaste su cena, la acompañaste a casa y la besaste en el portal. Y yo me sentí como una mujer obesa, como un niño sucio, como un camarero estafado, como un conserje miope y un cura indignado: todo a la vez.
Nuestros besos sabían a chicle, a patatas fritas y a lima: todo a la vez. Los paseantes del parque se irritaban al vernos sentados en el césped, riéndonos de las señoras corpulentas y de los niños con mocos. Era maravilloso marcharnos de los restaurantes sin pagar, meternos mano delante de los curas y colarnos en el cine.
Pero una noche te vi con otra: pagaste su cena, la acompañaste a casa y la besaste en el portal. Y yo me sentí como una mujer obesa, como un niño sucio, como un camarero estafado, como un conserje miope y un cura indignado: todo a la vez.
4 comentarios:
.. comprendo como se debió sentir con tantos personajes a la vez metidos dentros, con un montón de sentimientos encontrados, todos a la vez, que no cabían en el cuerpo.. en el fondo debería ver todo eso pero en el hombre que pagó la cena.. y luego, si fuera posible, reirse un rato..
.. besos desde mis Colinas Solitarias..
Triste, pero a veces cierto.
Y cuando menos lo esperemos, el se sentirá peor.
Saludos
Me parece un relato estupendo.
Besoss
Es sencillamente genial
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